Crónicas milongueras: Herminia

Herminia

Mejor conocida en el mundo del tango como Hermi, mujer de sesenta y cuatro años, pequeña, de cara arrugada, siempre sonriente y dispuesta a bailar. Su padre tocaba la guitarra y le gustaba el tango, ella baila para recordarlo. Iba al parque México a ver bailar y luego se animó a aprender, lleva siete años tomando clases.

Dice que ha conocido gente linda, que al principio no se acostumbraba al abrazo milonguero, sentía que era muy cerrado e invasivo, pero poco a poco se dio cuenta que ese abrazo era muy satisfactorio y no sólo eso, también era sanador. Cuenta que padecía de ciertas a alergias y que al bailar tango se curó de ellas. Le gustan las milongas públicas porque ahí “las personas son más sociales, hay más libertad de comunicación, hay flores, gente que pasa, hay vida”, señala, alegremente.

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