EL CORO DEL AMANECER
Ángeles González Gamio Ahora nos resulta difícil imaginar nuestra ciudad rodeada de lagos, cruzada por canales, con islas y ríos. Eso era Tenochtitlan y su gemela Tlaltelolco. Las montañas que la rodeaban, antiguos volcanes, estaban cubiertas de bosques. Un auténtico paraíso natural en el que los mexicas había logrado un equilibrio entre sus requerimientos como …