Alejandra Jiménez, danzante, sanadora y terapeuta femenina

Por Rocío Rodriguez

Alejandra Jiménez Cano, tiene 35 años, es originaria de Naucalpan de Juárez, Estado de México, hace siete años llego a vivir a los pedregales de Santo Domingo, con la intención de estudiar en la Escuela Nacional de Antropología e Historia que está muy cerca de aquí, en donde actualmente es estudiante de la carrera de etnohistoria.

Alejandra es sanadora, terapeuta, danzante y actualmente impulsa un proyecto llamado “Mujer pájaro azul”, una línea que comenzó compartiendo talleres de herbolaria femenina y sanación, enfocado principalmente a problemas menstruales y con el útero visualizándolo como un centro de poder, la finalidad del proyecto que encabeza es que cada mujer pueda tener a su alcance la autosanación, que puedan escuchar su cuerpo.

Ella lleva seis años de danzante de luna y visionaria de montaña del camino rojo, justo ahí es donde se inicia, con el acercamiento hacia la herbolaria, ahí las abuelas comparten sus saberes de remedios, temazcales para posparto, postaborto que se han venido trabajando desde tiempos muy antiguos.

Algo importante que la motivó a tratar, investigar e impartir talleres sobre las afecciones en mujeres, fue que a temprana edad experimentó menstruaciones muy dolorosas, el ginecólogo le indicó que era una endometriosis que se tendría que tratar con hormonas, pero optó por la herbolaria donde descubrió que las plantas ayudan a la regulación hormonal, a la estabilidad física, emocional y energética, además de ser muy económicas en comparación con los tratamientos alópatas y no desencadenan reacciones hormonales adversas.

Alejandra imparte un taller de “Herbolaria femenina” donde una de las técnicas que más recomienda son las vaporizaciones vaginales con plantas calientes y dulces, esta práctica es muy eficaz muy similar a un temazcal, pero ésta se brinda directamente a la vagina, que ayuda a limpiar el útero.

Ella divide a las plantas en calientes y dulces, nos indica que generalmente se combinan dos calientes por una dulce, las calientes en general son plantas emenagogas que activan circulación sanguínea, algunas pueden ser abortivas, regular la menstruación o la hacen más abundante, ejemplo de ellas son la ruda, romero, muicle, son plantas combativas hacia el cuerpo, las plantas dulces en general son flores u hojas de uso muy suave como menta, manzanilla, caléndula, salvia, además de tener una influencia en el cuerpo ayudan a armonizar.

Otro de los talleres que imparte es el de “Menstruación consciente”, en éste enseña a elaborar calendarios lunares, calendarios cíclicos que van con la luna, esto ayuda a regular la menstruación, nos dice que cuando hay alguna anomalía en el cuerpo, el cuerpo nos habla, nos grita ayuda. También imparte el taller de “13 lunas” en que habla sobre el uso de las plantas y la auto sanación femenina.

Para Alejandra es muy importante el compartir su conocimiento con otras mujeres, la medicina tradicional la visualiza como aquella que se puede rescatar de usos y costumbres de comunidades

o pueblos heredadas generalmente de generación en generación y es así como pudo llegar a la actualidad este conocimiento.

Muchas de las mujeres que acuden a una consulta con ella es principalmente por anomalías en su menstruación, problemas de fertilidad, afecciones ligadas al estado emocional, en edades desde 25 hasta 35 años, ya que es donde se presenta mayormente la autoexploración, también se acercan mujeres adultas para pedir orientación para sus hijas. Se enfoca en la atención hacia las mujeres, ya que indica desconocer mucho sobre el funcionamiento del cuerpo masculino, además con las mujeres siente que hay una conexión de compartir conocimientos y saberes, ella se identifica.

Considera que las mujeres sufren mucho de violencia obstétrica, que los ginecólogos llegan a abusar de ellas al momento de la exploración, a ser violentos, que en muchas ocasiones no tienen tacto para comunicar los padecimientos y llegan a culparlas por no cuidarse y no sólo ahora, sino que el reconocimiento de la mujer en comparación con el hombre ha sido parte de un proceso histórico, de tal forma que se ha dicho que las mujeres están incompletas porque les falta un miembro o que el clítoris es un pene no desarrollado. Alejandra nos comparte: “Mi vida ha cambiado 360° y otros 360° desde que utilizo las plantas y la medicina tradicional”.

Alejandra se encontró en la medicina, así como una fuerza, un propósito y supo que tenía que ayudar a sanar a las mujeres, dentro de la medicina tradicional nos dice que se debe brindar un servicio, así que es su deber ayudar, además la medicina la ha sacado avante para estar fuerte y saludable.

Dentro del futuro de la medicina tradicional ella considera que hay dos vertientes: por un lado los grupos hegemónicos que lucran con los saberes o traen medicina desde países muy lejanos y por otro lado el rescate de conocimientos y saberes con el objetivo de compartir y servir. Actualmente piensa que el conocimiento tradicional se complementa con la fitoterapia, un conocimiento científico y que hasta ahora hay diferentes formas de obtener este conocimiento, ya sea en grupos como de danza o partería, libros, internet, escuelas, talleres, diplomados.

Nos platica que hombres y mujeres pueden ser sanadores, aunque en algunas culturas los hombres guardaban el conocimiento y no lo querían compartir, como las ceremonias del peyote de los tipis que viajan de las naciones del norte y antes las mujeres no tenía acceso, ahora hay mayor apertura.

Si bien cree que en la actualidad hay buena apertura hacia la medicina tradicional, ya que los tratamientos del sector salud institucionalizado sólo tratan las enfermedades, pero no sanan, que con una pastilla se disminuyen las molestias en minutos, las enfermedades se controlan, pero la medicina tradicional cura de raíz. Y aunque son las mujeres el ángel del hogar quienes en general atienden las fiebres y padecimientos familiares, poco a poco han aumentado las paternidades también.

Alejandra invita a las mujeres a no tener miedo de explorarse, a utilizar espejos, a probar sus fluidos, a ver y probar sus sangrados, a querer su cuerpo, a alimentarse bien, a acercarse a las abuelas a buscar información, al autocuidado, trabajar mucho en su autoestima, que cuando más triste se sientan se vistan lo más bonitas que puedan, que se quieran mucho.

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