La señora Lidia, una mujer de medicina

Por Itzkuauhtli Paz

La señora Lidia González Zúñiga nos platica que es originaría de La Mojonera en el estado de Michoacán, llego a trabajar a la Ciudad de México el 13 de junio de 1963, se casó en 1971, fue entonces cuando su esposo, su hija de dos meses y ella llegaron a vivir a Santo Domingo, formaron parte de la invasión masiva que ocuparon los pedregales en ese entonces.

Nos comparte que después de mucho esfuerzo y trabajo pudieron construir la casa que tanto anhelaban que es donde ahora viven, ésta no siempre fue así, al inicio era una casita de lámina rodeada por pedregales, entre los huecos de éstos sembraban los alimentos de la milpa como el maíz o la calabaza, también sembraban rábanos, lechugas, jitomates, tomates, chiles e incluso plantas de ornato, dejando una vista bonita.

La señora Lidia considera que las abuelas son sabias por naturaleza, aprendió mucho de la sanación de sus abuelas, mamá y tías, en septiembre en La Mojonera salían a recolectar gordolobo para los remedios y utilizaban una gran variedad de plantas para poder controlar los padecimientos, como diarrea, dolor de estómago, temperatura, amígdalas; para poder llegar al doctor del pueblo más cercano el recorrido era de tres a cuatro horas, por lo que en general no asistían, desde entonces le interesó conocer de las plantas, de su abuela paterna aprendió mucho, ella atendió a su abuelo que padecía de úlceras y en las crisis de dolor no acudían al médico, utilizaban sólo remedios caseros.

En 1972 empezó a trabajar como comerciante, oficio que le demandó mucho de su tiempo, fue hasta que sus hijos estudiaban la preparatoria y la universidad cuando tuvo la oportunidad de realizar otro de sus grandes anhelos, estudiar, ya que en La Mojonera sólo estudió la primaria, la escuela que había.

Su cuñado trabajaba con elementos naturales y plantas, él le recomendó un libro, La medicina natural al alcance de todos del autor Manuel Lezaeta Acharan, en este material descubrió cómo la utilización del agua en baños de asiento, de toalla, baños de pie, sirven para sanar, algo tan alcance de todos, este libro abrió un gran panorama a la señora Lidia, quien percibe la salud como un conjunto integrado de una buena alimentación, deporte y técnicas naturales que ayudan a prevenir, tratar y curar enfermedades.

En el seguro social, acudió a cursos y aprendió cómo inyectar, psicología, lactancia materna, que fue uno de los cursos que más le gustaron, tuvo la oportunidad de asesorar a muchas mujeres sobre cuál es la postura correcta del niño al momento de comer, la postura de la madre, el aseo de los senos para evitar problemas de infección en boca y estómago. Estudió problemas de columna vertebral en la Clínica de la Columna Vertebral durante dos años. Tomó clases con el maestro doctor Onofre Chávez, neurópata, donde le quedó muy presente que nunca se deben olvidar los consejos de las abuelas, ya que en éstos guardan importante información para la atención de padecimientos, que los consejos de la abuela son una manera de conseguir salud a un problema inmediato. Aprendió sobre la importancia de la limpieza intestinal, ha estudiado tanto que incluso ha ganado viajes al extranjero a laboratorios donde procesan plantas, nos dice que gran parte de los principios activos de los medicamentos se obtienen de las plantas. Estudió kinesiología dentro del naturismo. La señora Lidia considera que aún le queda mucho por aprender y aunque no le gusta gastar grandes cantidades en ropa o zapatos, sí lo hace por aprendizaje.

En el hospital Siglo XXI, estuvo como voluntaria durante 25 años, a su cargo tuvo diferentes grupos donde impartía yoga, pero además actuó como consejera, masajista, herbolaria, auxilió a fuertes problemas de salud, ayudó a personas que utilizaban bastón a poderlo dejar con alimentación y ejercicio.

También constituyó grupos de sanación en Santo Domingo, donde transmitió sus saberes, ha aplicado sus conocimientos de sanación en la colonia, con su familia y con ella misma, en los años setenta del siglo pasado, debido a las condiciones iniciales al momento de la invasión no era fácil el acceso al agua, incluso con algunas mujeres acudían a lavar desde muy temprano a los lavaderos comunitarios que se ubicaban atrás de lo que ahora es la Av. Aztecas o a las llaves que se encontraban en Santo Domingo y tallaban la ropa sobre las piedras, era complicado contar con agua, contrajo hepatitis, enfermedad que se puede adquirir por el consumo de alimentos o agua contaminada, se empezó a sentir mal y pudo detectar la enfermedad debido a la presencia de ictericia, fue bastante el tiempo que estuvo enferma aunque siempre estuvo estable debido a que aplicó una dieta basada principalmente en los alimentos que cultivaban y a la aplicación del tratamiento de agua, con la orientación de una vecina también acudió al médico alópata y finalmente después de un tiempo con cuidados su cuerpo sanó, no le quedaron secuelas, su hígado quedo en perfectas condiciones, en otra ocasión su hija enfermó de las amígdalas, las cuales estaban muy crecidas, el médico que la atendía indicó la operación, ya que su hija corría el riesgo de daños en el corazón o reumatismo, ya que empezaban los dolores en las piernas, ella aplicó el tratamiento del agua en baños y gargarismo, y una buena dieta, afortunadamente lograron el objetivo de evitar la operación. La señora Lidia nos comparte: “la medicina natural funciona, con ella se va al fondo del problema, la medicina alópata es buena pero principalmente quita síntomas y la natural va al problema de raíz. La medicina natural es lo máximo”.

En su casa la señora Lidia cuenta con su apartado de plantas para que estén disponibles por si alguien las requiere, transmite sus conocimientos principalmente a una de sus nietas, que en la familia es a quien más le interesa y le gusta conocer sobre las plantas o masajes, nos comparte que es a ella a quien le va a transmitir sus conocimientos, sus libros y sus materiales.

Piensa que, aunque hombres y mujeres son responsables en un hogar, la sanación de la familia recae principalmente en las mujeres, quienes también se ocupan de la alimentación.

Considera que la facilidad de poder llegar con un médico alópata ha contribuido a que se vayan perdiendo los remedios de la abuela, incluso en La Mojonera ahora ya no se ocupan tanto las plantas debido a la cercanía a los médicos alópatas, más es de suma importancia que estos conocimientos no se pierdan.

Nos comparte que la alimentación basada en vegetales y el ejercicio son muy importantes para una buena salud, el frijol de soya por ejemplo tiene el nombramiento de grano de oro, de él se puede obtener leche, se preparan postres, pasteles, galletas, atole y muchas cosas más, ayuda considerablemente en el climaterio de las mujeres regulando los niveles hormonales y como estas muchas plantas sanan y muchas nutren. Ella aplica técnicas de sanación que están al alcance de todos.

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